PULSO
Eduardo Meraz
Divulgar las cartas de descontento enviadas al presidente Joe Biden por financiar a agrupaciones impulsoras de la democracia y las libertades, a cambio de reforzar la vigilancia en la frontera habla de la «capacidad negociadora» del habitante temporal de Palacio Nacional.
En esta ocasión no hubo necesidad de amenazas de elevar aranceles a las exportaciones mexicanas. Simplemente bastó la entrevista del mandatario palaciego con Elizabeth Sherwood-Randall, asesora de Biden para Seguridad Nacional para aumentar la vigilancia en la franja fronteriza norte, de uno y otro lado.
Ya no es solamente la política migratoria y el papel de contención -muro humano- y casa de huéspedes asignado unilateralmente a México, sino para frenar el tráfico de fentanilo y de armas.
El ofrecimiento del gobierno de México consistió en sumar 36 por ciento de fuerzas federales del Ejército, Marina, Guardia Nacional a las aduanas terrestres y marítimas, para frenar el contrabando de drogas y armas que ingresan y salen del país.
De acuerdo con información oficial, desde enero de este año, en la Estrategia para el Fortalecimiento de las Aduanas participaron cuatro mil 143 elementos de fuerzas federales. El 1 abril el número pasó a cinco mil 310 elementos, y para el 18 de abril llegó a cinco mil 665, es decir, mil 512 elementos de fuerzas federales más en cuatro meses.
Estas acciones de combate a la producción y tráfico de fentanilo, implica el despliegue de efectivos a las aduanas marítimas principalmente Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Mazatlán, Guaymas y Ensenada por donde ingresan los precursores químicos de Asia para la elaboración del fentanilo y otras drogas.
En atención a la disposición mexicana de frenar el contrabando de fentanilo, el gobierno del presidente Joe Biden enviará temporalmente unos 1,500 soldados más para ayudar a asegurar la frontera con México.
Sin embargo esa mayor presencia de la milicia norteamericana es para evitar la «invasión» de migrantes, al terminar la aplicación del Título 42, este 11 de mayo y que permitía la deportación inmediata de inmigrantes en medio de la pandemia.
En su lugar, EU aplicará el Título 8, medida bajo la cual se permite expulsar a personas que no tengan una autorización para entrar, aumentar las penalidades e imponer prohibición de reingreso de al menos cinco años si lo intentan de nuevo.
Los términos para el mayor resguardo de la frontera entre México y Estados Unidos tienen un parecido grande con lo que el presidente totalmente Palacio Nacional llama la «nueva nacionalización» eléctrica por la compra de plantas a Iberdrola, donde los beneficios siempre son mayores para los socios.
Antes se había aceptado recibir a 30,000 migrantes al mes; ahora es agregar más de 1,500 elementos a los 28 mil en labores de contención fronteriza de personas y de estupefacientes, es decir, para proteger mayormente los intereses estadounidenses.
Si no fue la amenaza de imposición de aranceles, ¿cuáles fueron ahora las condicionantes impuestas, o ya le encontraron el punto débil al mandatario mexicano?
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La debilidad frente al exterior, se convierte en amago o chantaje interno. Así lo deja ver la Consejería Jurídica de la Presidencia que consideró que, en caso de que el pleno de la Corte invalide la primera parte del plan B electoral, invadiría facultades y «se convertiría en el Congreso de la Unión».
@Edumermo