PULSO
Eduardo Meraz
En un ejercicio inédito, este jueves se llevó a cabo el primer debate entre las candidatas a la gubernatura del estado de México, Alejandra del Moral, por parte de la alianza PRI-PAN-PRD-NA, y Delfina Gómez apoyada por Morena-PT-PVEM. Como es habitual en estos casos, ambas aspirantes se declararon ganadoras del encuentro.
Si bien ambas aspirantes lo son por la unión de varias fuerzas políticas, en su vestimenta hicieron notar las tonalidades de los partidos a los cuales pertenecen; un guinda discreto, de parte de Delfina, y el rojo en el caso de Alejandra.
De igual manera resaltó la diferencia de edades entre las dos aspirantes a ocupar el Palacio de Gobierno de Toluca. Mientras Alejandra utilizó un outfit semiformal y el cabello suelto, Delfina vistió de manera más formal y con el cabello corto bien engominado.
Fue obvio el nerviosismo en las dos candidatas y, en varios momentos, se notó cierto acartonamiento, por el afán de apegarse a los guiones que les entregaron sus respectivos equipos de campaña, en particular cuando la moderadora, Ana Paula Ordorica, las cuestionaba de manera más puntual.
La abanderada de los partidos que a nivel federal conforman el bloque opositor mostró mayor vehemencia a su contendiente al hacer uso de la palabra y dio muestras de tener un conocimiento más amplio de las necesidades que tienen los alrededor de 16 millones de pobladores del estado de México.
El lenguaje y mensaje utilizados por Del Moral se orientaron a lo largo del debate hacia la población urbana y semiurbana y estuvo dirigido principalmente a las mujeres y los jóvenes.
Delfina Gómez, por su parte, nos hizo recordar el discurso del entonces candidato presidencial y actual mandatario durante su campaña de 2018, donde el tema de la corrupción fue el eje principal de toda su participación en el debate. Y fue enfática en su interés por los grupos originarios, la población indígena mexiquense.
Más allá de las propuestas que cada una de ellas formuló, a fin de conquistar las simpatías de los mexiquenses, fue notoria la diferencia en sus personalidades. Mientras Delfina Gómez se aferraba con vehemencia al lápiz que traía en su mano derecha, Alejandra del Moral recurrió al uso de gráficas para ilustrar ideas o señalamientos.
Ya fuese por estrategia o por desconocimiento, Alejandra y Delfina tuvieron momentos de titubeo y prefirieron recurrir a sus apuntes, aunque se apartaban de la temática que se abordaba en ese momento.
La abanderada de Morena y aliados fue reiterativa sobre los malos gobiernos que ha tenido el estado de México a lo largo de casi un siglo, pero le faltaron argumentos para señalar algunas de las insuficiencias cometidas por el PRI. Y en su alocución final, hizo notar la diferencia de dos dígitos existente en diversas encuestas que la ponen por encima de su adversaria.
En cambio, la candidata del PRI y aliados fue más puntual en hacer señalamientos a su competidora, sobre todo en relación con los “moches” a trabajadores municipales cuando fue presidenta de Texcoco y la eliminación de las escuelas de tiempo completo y estancias infantiles cuando estuvo al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Los votantes mexiquenses tendrán la posibilidad, el próximo 4 de junio, de acudir a las urnas y elegir entre estas dos mujeres. Una, con una idea de gobierno muy esquematizada; otra, con enjundia y aire juvenil. Dos concepciones diferentes.
El segundo debate, a realizarse el mes próximo, podría ofrecer una visión más completa de cada una de ellas. La moneda está en el aire.
He dicho.