Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas
El reto profesional en los próximos años será resolver problemas que aún no imaginamos. Las universidades y organismos de todo tipo deben comprometerse con la creación de una cultura de aprendizaje continuo. Una asignatura fundamental en esto es la tecnología.
Así, cada organización debe diagnosticar las habilidades más importantes que la empresa necesita, indagar el nivel mínimo de aprendizaje necesario para los usuarios y, al mismo tiempo, detectar cómo las personas aprenden y lo traducen al rendimiento profesional.
Los avances en Inteligencia Artificial (IA), aprendizaje automático, robótica y otras tecnologías multiplican ahora el ritmo del cambio cultural.
Para 2025, 50 mil millones de dispositivos estarán conectados al Internet Industrial de las Cosas (IIoT), mientras que se espera que el 70 por ciento de los fabricantes usen gemelos digitales regularmente y alrededor del 70 por ciento de las nuevas aplicaciones utilizarán tecnologías LC / NC (editores visuales de arrastrar y pegar) para 2025, frente a menos del 25 por ciento.
La oportunidad de ingresos globales de metaverso será de 800 mil millones de dólares en 2024. Esta proliferación de innovaciones tecnológicas significa que podemos experimentar más progreso en la próxima década que en los últimos 100 años.
Ahora, la alfabetización tecnológica se convierte en el núcleo de cada rol, lo que requiere que el aprendizaje sea continuo y se desarrolle al nivel de las habilidades individuales que se implementan en el punto de necesidad.
Con el ritmo y la proliferación de tecnologías que empujan la innovación organizacional, las empresas deben estar listas para incorporar las opciones más prometedoras. Esto creará enormes oportunidades, pero solo para aquellas empresas que desarrollen una verdadera inteligencia tecnológica a través de una cultura de aprendizaje continuo.
La piedra angular de este esfuerzo incluye la capacitación de todos los niveles de personal, desde «desarrolladores ciudadanos» que trabajan con herramientas LC / NC fáciles de usar o en entornos completamente nuevos como el metaverso, hasta desarrolladores e ingenieros de pila completa, que necesitarán evolucionar continuamente sus habilidades para mantenerse al día con las tecnologías cambiantes.
Aunque siempre habrá caminos formalizados para el aprendizaje fundamental, anticipamos una aceleración en el cambio de los planes de estudio y enseñanza periódica para ofrecer diferentes habilidades técnicas en toda la organización.
En la práctica, eso significará orientar el desarrollo de los empleados en torno a la entrega de habilidades. Esto requiere dividir una capacidad en sus conjuntos más pequeños de habilidades compuestas.
El punto clave es que estos «fragmentos» de habilidades, como un bloque de código o un video de una táctica de negociación específica, deben integrarse en el flujo de trabajo para que se entreguen cuando sea necesario. Esto podría llamarse un enfoque «LearnOps», donde el aprendizaje está integrado en las operaciones y en ejecutar y aprender de los experimentos.
El reto apenas inicia.