Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.
Los líderes de tecnología cambian su rol tradicional de “guardianes de la Tecnología de Información” para asumir el rol protagónico de socios estratégicos de negocio.
La función convencional de estar al tanto de las funciones de las computadoras ya quedó rebasado hace mucho tiempo. Transformar la función tecnológica es una acción que cada día se profundiza.
Hoy se requiere crear una cultura de ingeniería donde se acortan sustancialmente todos los procesos de gestión y se desafíen los procesos tradicionales. Esto implica tener una profunda experiencia en tecnología. Es el primer paso.
En segundo lugar, conviene invertir en herramientas. Para ayudar a sus desarrolladores a crear, debe pasar de una serie confusa de solicitudes y obstáculos a un modelo de autoservicio mucho más simple, donde el código y los servicios aprobados están listos para funcionar y son fáciles de integrar. Un portal para desarrolladores también se encarga de todos los aspectos del ciclo de vida de una aplicación, desde el código hasta la gestión de incidentes en producción.
Otra acción fundamental es invertir en métricas. Esto crea una cultura basada en datos y ayuda tanto en la toma de decisiones como en el manejo de la mejora continua de todas las actividades. Son las tres acciones prioritarias para lograr la transformación del líder tecnológico en tiempos de digitalización.
A lo largo de los años, muchas organizaciones vieron la función de la tecnología como «los otros». Aquellos que se encargaban de las herramientas y proporcionaban eficiencia. Ahora se mueven hacia ser estrategas de TI que establecen la dirección hacia la que debe moverse la organización, como cómo usar la IA generativa o cómo evolucionar un producto.
El rol del líder tecnológico ahora es defiir cómo deben trabajar los equipos de desarrollo de productos y dónde deben centrarse, hablan directamente del plan de comercialización y dejan su trabajo convencional de tomar pedidos para convertirse en un estratega crucial en el desarrollo de la empresa.
Ahora, dado que la tecnología siempre cambia y el ritmo avanza cada vez más rápido, el ojo no debe estar en los nuevos productos en el mercado, sino en la estrategia. Esto implica que el tecnólogo debe abrazar destrezas de comunicación y aprender a detectar lo que es relevante y lo que las tecnologías pueden aportar para transformar la empresa.
La metamorfosis del líder tecnológico no puede postergarse. No ahora en la que se convierte en un catalizador clave del desarrollo organizacional.