Por Antonio Ortíz Vázquez, Presidente de Forjadores de México, A.C.
Sin importar la profesión, rol u oficio que se desempeñe, la credibilidad es crucial para cada uno de nosotros.
Un historial que convenza a otros de su credibilidad es un bien precioso. La autenticidad puede ayudar a los líderes a inspirar a otros a seguir, pero la credibilidad es la calificación de entrada para liderar en primer lugar. Algunos definen la credibilidad a través de las credenciales logradas. Otros creen que es la combinación correcta de experiencias. En realidad es algo de ambos, además de algo más difícil de cuantificar y es si los líderes están preparados para asumir la credibilidad, por extraño que parezca.
Independientemente de cómo se acumule, la credibilidad no se puede obtener de la noche a la mañana. La experiencia correcta genera confianza entre los seguidores, pero eso es solo el comienzo. La credibilidad futura se basará en la capacidad de los líderes para usar su experiencia para definir y entregar cuando están en su puesto.
Se puede obtener credibilidad a través de la experiencia. Estar en el campo de acción, amar lo que se hace o en la recolección de rayas fuera de una empresa. La conclusión es que la credibilidad importa si se desea que su fuerza laboral lo respalde.
Ahora, la credibilidad del liderazgo no se gana solo en el extremo más visible y agudo de una organización.
Hay más en la credibilidad que ser el mejor en una cosa. De hecho, el liderazgo es polifuncional.
Dentro de una organización, los candidatos al liderazgo pueden acumular responsabilidad de manera constante, pero ganar credibilidad no se trata solo de ser bueno en el trabajo. Se trata de ser apasionado y mostrarlo.
Aunque las credenciales tecnocráticas son vistas como una aportación de credibilidad, la pasión también puede establecer su credibilidad. El servicio prolongado por sí solo no crea líderes, pero los años invertidos con éxito en escalar una organización, además del entusiasmo contagioso, tienen una correlación directa con la obtención de credibilidad. Son los líderes en altos cargos que mantienen un ego bajo. No le piden a su equipo que haga un trabajo que no estén dispuestos a hacer ellos mismos. Lo más probable es que ya lo hayan hecho.
Nadie tiene una receta concreta de credibilidad. De ser así, se convertiría en un bien perecedero sin la relevancia que ahora ostenta. Sin embargo, existen algunas claves para generarla: crecimiento continuo. Esto va de la mano con el aprendizaje de más y mejores habilidades que, incluso, rebasen el trabajo desempeñado. Es averiguar constantemente cómo una labor puede ser más significativa y servir más a los demás.
Otra parte sustancial de la credibilidad tiene que ver con la capacidad de generar equipos sólidos de trabajo. Para lograrlo, se debe empezar a entrenar la percepción acerca de los talentos, destrezas y competencias de los otros y en la manera que pueden embonar en un proyecto determinado. Esta capacidad está muy centrada en la capacidad de inclusión.
Cierro esta idea de credibilidad con congruencia, la capacidad de establecer parámetros de actuación sobre uno mismo, el contar con certezas sobre nuestra propia actuación.