Por Rufino H.León Tovar, candidato al Tribunal de Disciplina Judicial con el número 31 en la boleta turquesa.
Existen tres peligrosos momentos en la historia de México: Durante el siglo XV en el Imperio Mexica con su influyente consejero de tlatoanis, Tlacaélet, en el Segundo Imperio Mexicano cuando Maximiliano de Habsburgo gobernó México y en el Maximato, donde Plutarco Elías Calles ejerció un control significativo sobre el gobierno sin ser presidente.
En estos momentos se ejerció el poder tras el trono que generó desconfianza en la población, afectó la estabilidad política y debilitó la legitimidad de las instituciones. También se exacerbó el síndrome de Hubris, también conocido como la «enfermedad del poder».
Este síndrome describe un patrón de comportamiento en el que los líderes, tras ocupar posiciones de autoridad durante mucho tiempo, desarrollan una sensación de omnipotencia, arrogancia y desconexión con la realidad. Tal desmesura es un signo inequívoco del narcisismo…y de la búsqueda incesante de perpetuarse en el poder.
Hoy, tras una Reforma Judicial en la que se permitirá a los ciudadanos elegir a jueces y magistrados, existe el peligro de que se elija a los “famosos” y no a quienes pueden tener un mejor desempeño por integridad, profesionalismo, ética y sobre todo: imparcialidad.
Existe el riesgo latente de que los escándalos y presencia mediática orille a los votantes a elegir nombres conocidos, aunque mayoritariamente ligados a personajes públicos, lo que compromete la imparcialidad y autonomía.
Además de tratar de detectar el síndrome de Hubris en personajes reales y ficticios como Napoleón Bonaparte, Macbeth en la obra de Shakespeare, o El Gran Gatsby, también debe observarse qué personaje está detrás de quienes buscan ser parte del Poder Judicial.
Algunas consecuencias en la sociedad de que personajes con el síndrome de Hubris ocupen cargos públicos son desconexión con la realidad, corrupción y abuso de poder, desconfianza en las instituciones, ambiente de trabajo tóxico y decisiones impulsivas e imprudentes.
El síndrome de Hubris no solo impacta a la persona en cuestión, sino que puede tener efectos duraderos en la gobernabilidad y el desarrollo de una nación. Porfirio Díaz, Plutarco Elías Calles, Luis Echeverría, Carlos Salinas de Gortari y otros, en México personifican a este síndrome y la sombra milenaria de perpetuarse en el poder.
Hoy la reforma judicial y la elección de jueces por voto directo pueden cambiar la dinámica del sistema de justicia en México y generar la confianza y certidumbre que se requieren para que el Poder Judicial se perciba como el cambio que necesitamos para generar un verdadero marco de legalidad y justicia para todos.
El voto consciente y razonado puede cerrar la puerta a momentos siniestros de nuestra historia, cuando la ambición de unos pocos opacó la certidumbre de todos. El 1 de junio puede ser la fecha crucial para eliminar riesgos latentes de perpetuación del poder.