La prohibición de que las mujeres afganas trabajen con la ONU es un “asunto interno de Afganistán y debería ser respetado por todas las partes“, declaró el gobierno talibán.
Las autoridades talibanes provocaron la indignación de la comunidad internacional a principios de abril al extender a las Naciones Unidas una prohibición que impide a las organizaciones no gubernamentales emplear personal femenino afgano.
“El emirato islámico no quiere crear obstáculos para la ONU”, afirmó el miércoles en un comunicado el portavoz del gobierno afgano, Zabihulá Mujahid.
“Busca dejar en claro que se trata de un asunto interno de Afganistán que no crea ningún problema para nadie, y que esta decisión debería ser respetada por todas las partes”, añadió.
La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) señaló el martes en un comunicado que esta prohibición era “ilegal en virtud del derecho internacional“, lamentando que la ONU estuviera condenada a una “elección terrible” de continuar o no con su labor en el país.
Según Mujahid, esta prohibición no contiene ninguna “discriminación“.
“Por el contrario, teniendo en cuenta los intereses religiosos y culturales, estamos comprometidos a respetar todos los derechos de nuestro pueblo”, afirmó.
Las Naciones Unidas, que desde entonces pidió a todo su personal masculino y femenino afgano que no acuda a la oficina, consideran que las mujeres son esenciales para sus operaciones.
En la sociedad afgana -profundamente conservadora y patriarcal- no se permite a una mujer hablar con un hombre que no es pariente cercano. Por consiguiente, una mujer que recibe asistencia sólo puede ponerse en contacto con otra mujer.